Te respeto menos cuando lo haces. Y me enseñas a gritar a mí también y yo no quiero hacerlo. Que seamos familia, no significa que no podamos ser amigos. A veces, ni yo mismo lo sé. Haces que pierda la fe en lo que dices y me siento mal. Mejorará mi opinión de ti y me enseñarás a admitir también mis errores. Si me haces parecer mejor que los demás, alguien va a sufrir (y si me haces parecer peor, seré yo quién sufra). Si tú lo haces todo por mí, yo no podré aprender. | Si en vez de ordenarme hacer algo, me lo pidieras, lo haría más rápido y más a gusto. Decide y mantén esa posición. Si me prometes un premio, dámelo, pero también si es un castigo. Cuando te cuente un problema no me digas: "eso no tiene importancia..." porque para mí sí la tiene. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no me lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas y no hagas. A veces, sólo pido para ver cuánto puedo recibir. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo. | |
23 jun 2011
Carta de un hijo a todos los padres del mundo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario