30 oct 2010

Diversidad Cultural

Desde un punto de vista genérico podemos aproximar una idea de “cultura” como el  conjunto  de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo. Ella es fruto de una construcción colectiva que deviene desde el principio del hombre en la Tierra.
En ella integramos a todas las civilizaciones que han ido tomando formatos acordes al contexto histórico y geográfico que les tocó vivenciar.
La cultura evoluciona al ritmo de la humanidad porque de ella se nutre. Con la cultura podemos expresar las identidades y las diversidades y el carácter público que la inviste la reconoce como un bien común de la humanidad.
La UNESCO manifiesta que “fuente de intercambio, fuente de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la biodiversidad para los seres vivos”. Por ello es tan preciado proteger a la dignidad humana y todas sus expresiones en contra de los monopolios que atentan y constituyen verdaderas amenazas a la diversidad cultural. La concentración de los medios de comunicación e información bajo el control de grupos o élites privados que no representan a las comunidades  pueden generar un desarrollo económico pero nunca un desarrollo cultural.
Toda comunicación o difusión debe apropiarse de identidad, valores y sentido.
Una de las herramientas que promueve la diversidad cultural es la “paz”  eliminando así las manifestaciones violentas, la guerra y el terrorismo.
En tal sentido los derechos culturales forman parte de los derechos humanos, que son universales, indisociables e independientes. Ellos están enunciados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (art. 27) y en el Pacto Internacional Relativo a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (art 13 y 15).
Ninguna persona puede invocar la diversidad cultural para atentar contra los derechos humanos garantizados por el derecho internacional ni para limitar su alcance” (Declaración Universal de la UNESCO sobre la diversidad cultural, art.4 y 5). Los gobiernos signatarios se erigen en garantes de la dignidad de cada persona humana y de los derechos humanos, incluidos los culturales.
La cultura constituye siempre un diálogo entre identidad y diversidad, tanto a escala individual como colectiva
Deben los gobiernos, a través de sus políticas públicas entender en las acciones e intervenciones que velan por el interés general, en la comunidad de identidad y diversidad para poder responder a las necesidades culturales de los pueblos fomentando los derechos, deberes y responsabilidades que permiten la vida en sociedad.

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